martes, 1 de noviembre de 2016

Un Buen Baño. ¿Agua Fría o Caliente?



Todos en algún momento las hemos recibido.

La alarma de tu celular suena. Te despertás y te das cuenta que son las 4:30 de la mañana, decidís apagarla y volverte a dormir. A las 4:45, volvés a escucharla. Moviéndote de un lado a otro en la cama, la volvés a apagar. Son las 5:15 y la alarma vuelve a sonar, ves la hora y te levantas. Rápidamente corres hacia el baño, abrís la ducha… y ta ran, la sorpresa del día: NO HAY AGUA EN TU CASA. ¡Fregada! Ahora toca jalar un balde de agua helada, por que si te pones a calentar agua, fijo y te deja el bus. Me ha pasado, varias veces. Les cuento no soy fanática de bañarme con agua helada. En realidad cuando era pequeña, tengo que confesarlo, no era fanática de bañarme temprano para irme a la escuela, recuerdo que mi mama me metía engañada a la ducha y todavía puedo sentir en el fondo de mi corazón un reclamo hacia ese engaño. ¡No se alarmen! Crecí, madure y me baño todos los días.

A pesar de que no soy fanática de bañarme con agua helada, aprendí  a ser fanática de las bañadas. No hablo de las de agua, hablo de las buenas regañadas o llamados de atención. ¿Masoquista? No, al contrario, me costo aprenderlo. Si somos sinceros, a nadie le gusta que lo regañen o critiquen. Escuchar las típicas frases: “Te lo digo por tu bien, por que te apreciamos, por que te quiero, por que me importas, por que no quiero que seas un vago(a), por que si no te Lo digo yo nadie mas te lo va decir…” Hasta cierto punto nos cansa o simplemente nos estorba.

En realidad, si somos un poquito sinceros, no nos gusta que nos critiquen o nos digan que estamos haciendo algo mal o peor aún, nos estén controlando. Ahora, no nos gusta por qué hemos aprendido a verlo de una manera incorrecta. Hemos aprendido a calificar de negativo un regaño o critica. Nos molestamos, nos enojamos, fingimos que no nos importa, pensamos que la otra persona se equivoca, o que quién esta haciendo las cosas mal nunca somos nosotros.  Si hay cosas que debemos calificar de negativas o verlas mal o con rechazo, son aquellas que traen cosas malas para nosotros. Pero un regaño, una crítica o un “No vayas a decir que no te lo dije…”, siempre pueden traer algo bueno, es de aprender a recibirlo y a verlo diferente.


Cuando estaba en la escuela en mis últimos dos años, acostumbre a trabajar en vacaciones, para mi prima, siempre era complicado que ella no me regañará, siempre un poco despistada, terminaba haciendo algo que tal vez no debía. Un día, en el centro que estábamos trabajando, había que entregar dinero y eso era bastante delicado por que tenías que asegurarte que no se te fuera un sobre de más, todo debía de ser bien exacto. A mi se me fue un sobre de más, y era dinero que iba a tocar poner. Mi prima estaba furiosa, recuerdo que me lleve una buena gritada ese día, y yo pues llore. Regrese a mi casa, le conte a mi mama y ya no quería seguir trabajando con ella. 



Entendía que yo había cometido el error, entendía que era mi culpa, fue mi despiste pero no quería cargar con las consecuencias, no quería que me dijeran que había hecho algo malo y no quería sentirme mal conmigo misma, entonces estaba molesta con mi prima. A pesar de ser yo quién había cometido el error, para mi era ella quien había actuado mal. Tal vez la gritada no era necesaria, pero la regañada si. Si mi prima hubiera dejado pasar eso, yo no hubiera tenido más cuidado la próxima vez, no hubiera comprendido lo delicado que era. Probablemente, si muchas de nuestras amistades o familiares no nos dieran esa crítica o regaño, seguiríamos haciendo las cosas de la manera incorrecta. No tendríamos noción de que estamos haciendo algo mal.


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Sin importar las inteciones con las que
te regañes o critiquen, el verdadero poder
y valor está en como yo lo recibo. 


Es necesario que cada vez que alguien te critique o regañe, no respondamos de un solo. No nos excusemos tampoco. Enserio, yo entiendo por que me pasa, siempre que alguien va a decirme que estoy haciendo algo mal, ya tengo una excusa preparada en mi mente, inconscientemente se vuelve una costumbre. No coloquemos una barrera de: “No me importa lo que ese man me diga…”  A veces, no siempre, pero a veces, es de simplemente admitir que hicimos las cosas mal y corregirlo. Es lo que mas cuesta, por que nos volvemos orgullosos pero el orgullo te detiene y te impide avanzar. Sin importar las intenciones con las que nos regañen o critiquen, el verdadero poder y valor esta en como yo lo recibo. Siempre una crítica o regaño es una oportunidad para mejorar. Como un balde de agua fría, un buen regaño o una crítica constructiva te despierta para un nuevo día o una mejor versión de vos mismo.


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 ¡Que no cunda el pánico! 
  Hasta la próxima,

LV




6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Nos alegra que te haya encantado, esta pendiente de nuestro próximo post! Se vienen mas!

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  2. ¡Me gustó mucho! Creo que las bañadas nos incomodan porque nosotros no queremos aceptar que nos hemos equivocado. A mi me enoja y me frustra equivocarme y a veces no me doy cuenta hasta que llega la famosa "bañada".

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    1. ¡Así es Nicole! A todos nos frustra pero de los errores aprendamos, gracias por leer!

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  3. Que buena reflexión, te deja meditando mucho ya que son cosas que nos suceden todos los días, no querer aceptar nuestros errores y buscar culpables. Pero son de los errores de los que aprendemos más.
    Me gustó mucho mucho.

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    1. ¡Me alegra que te haya gustado Andrea!
      ¡Exacto! Esperamos podás compartirlo!

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