sábado, 19 de noviembre de 2016

¡Felices para Siempre!



Desde nursery fui muy enamoradiza. Una vez teníamos un almuerzo, no recuerdo que estábamos celebrando, yo estaba feliz jugando con mis amigas, una niña le vino a quitar el juguete a mi amiga, entonces yo agarre un camión de juguete, y golpee a la niña con él en la cabeza. Más allá de mi acto agresivo, lo que importa es lo que viene después, me castigaron y me mandaron a la pared. A lado de un chavo que me gustaba bastante. Yo estaba muy feliz por el castigo, tristemente el chavo se fue a los 2 minutos de yo estar allí por que él ya había terminado su castigo. Hay una cosa que siempre quise desde pequeña, vivir una historia de amor de cuento de hadas. Típico deseo de toda niña pequeña, conocer a un príncipe.

Sinceramente, tengo muchos recuerdos de pequeña pero los que mas me dan risa, son aquellos que han tenido que ver con chavos que me han gustado. Solía emocionarme fácilmente, solía pensar que después de 5 días de conocer a esa persona, él era para mi. Era amor a primera vista e igual que como las novelas, que admito miraba, nos íbamos a enamorar y vivir felices para siempre. Me tocó aprender que el felices para siempre si existe pero no como pensamos. Lo soñamos perfecto, romántico, divertido, aventurero y sin duda nunca metemos en nuestro concepto de amor: salir heridos.


Usualmente en las películas y libros vemos como las personas se enamoran en un paso de páginas y escenas, sin embargo no vemos todo el contexto, contenido y la realidad de estas emociones. Es importante que diferenciemos entre emocionarse y querer. Las emociones, son bonitas, son excitantes, se sienten bien, te hacen ver las cosas como las estas sintiendo, pero no son estables. Un día te sentís feliz, alegre y con ganas de amar a todo el mundo, al siguiente día ya no querés ver a nadie. No podemos basar relaciones y decisiones en emociones. No es solo de cómo me sienta, por que recordemos no me voy a sentir igual al siguiente día. No podemos cegarnos ante emociones, tampoco hacernos los locos a la realidad. Es de aprender a tener un balance entre lo que siento y lo que en realidad sucede a mi alrededor.


Aunque quisiéramos que las películas románticas fueran un reflejo de la realidad, se convierten en nuestra perspectiva de cómo debería de ser nuestra realidad. Allí cometemos nuestro primer error. Aunque quisiéramos, no podemos vivir películas de amor al 100%, ¡Que bueno! Sería aburrido. Comparar nuestras relaciones con películas, libros o la relación de tu vecina es equivocado.

El hecho de que nos parezcamos, no significa que todos estamos destinados a amar de la misma forma y al mismo tiempo. ¿Misma forma? Cada quien tiene su personalidad, su forma de decir te quiero, su forma de enojarse, su forma de decir lo siento, su forma de acercarse etc.  ¿Mismo tiempo? Yo solía pensar a mis 12 años de edad, que era extraterrestre, por que no tenía novio. Llegue a mis 15 y pensé que ya para ese entonces al menos íbamos estar mas avanzada con ese asunto. Aprendí con el tiempo que para tener novio o novia hay que alcanzar mayor madurez que el de una niña de 14 años. No dejemos que las novelas, los libros o las películas nos digan como vivir nuestra vida, nos digan como amar o cuando deberíamos estar en una relación.


Creanme, las cosas llegan cuando menos las esperamos. Las cosas también terminan cuando menos pensamos. Algo que siempre creo es, “A los hijos de Dios todo nos ayuda a bien.” Entendamos que un felices para siempre empieza como individuo y termina en conjunto. Decía una amiga hace poco en Baquis con B de algo, no podemos querer si no empezamos en amarnos, este puede ser tu tiempo de amarte y quererte.

Al final, todo tiene un razón de ser, recordá todo lo que has pasado y ahora mira lo mucho que has aprendido. Tranquilos, todavía tenes tiempo para conocer personas, aprender a querer y decidir amar.


¡Feliz día! Hasta la próxima,

LV



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